Beethoven: Otras obras concertantes


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(por Lino Rodríguez Castillo)

Ya hemos visto que Ludwig van Beethoven compuso nueve sinfonías y cinco Conciertos para piano. Otros compositores anteriores a él también habían usado estas formas musicales. Mozart, recordemos, hizo 41 Sinfonías y 27 Conciertos para piano. Haydn fue más allá en la forma sin solista: 104 Sinfonías (108 contando las aparecidas después de la compilación oficial). Pero en el terreno de la naciente música orquestal, y sobre todo en el campo de las obras con solistas, Beethoven, al igual que los otros clásicos mencionados, tiene otras composiciones. No muchas, cinco publicadas: el Concierto y las dos Romanzas para violín, el llamado Concierto Triple y la inclasificable Fantasía Coral.

El Concierto para violín y orquesta

Se conservan partes de un movimiento para un Concierto para violín en Do mayor, que al parecer fue comenzado en Bonn y abandonado al llegar a Viena. Durante el periodo Barroco el violín fue el rey de los instrumentos solistas. Solo pensemos en Vivaldi y sus contemporáneos. Mozart hizo cinco obras de este género. Beeethoven, una: el Concierto en Re mayor, Op. 61.

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Mozart compuso cinco Conciertos para violín, siendo el más conocido el último, cuyo último movimiento es un Rondo, mezcla de Minuetto y de música "alla turca".

El Concierto en Re mayor es una obra maestra desde los primeros compases del Allegro ma non troppo: cuatro golpes misteriosos del timbal que presentan el primer tema, una de las mejores melodías del compositor. A éste se le suman un segundo tema y varios motivos secundarios antes de la exposición por parte del violín solista. El movimiento es larguísimo, más que el de cualquier concierto escrito hasta ese momento. Existen numerosas cadenzas realizadas para esta obra. Las de Joseph Joachim y Fritz Kreilser son de las más usadas. Beethoven mismo realizó una cadenza impresionante para la transcripción que hizo de este concierto al piano (Op. 61a), pedida por el editor Muzio Clemente desde Londres. En ésta, el compositor realiza un diálogo entre el solista y los timbales, nuevamente presentes y protagonistas.

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Partitura autógrafa de la Cadenza para la versión en piano.

El segundo movimiento Larghetto en Sol mayor, es un tema con variaciones, bastante sencillo que se une sin interrupción al final, el Rondo (Allegro) en la tonalidad principal. Es la parte más conocida de la obra, y uno de los fragmentos más alegres y optimistas en la música del genio de Bonn. Recordemos que en los Conciertos para piano, siempre eligió el Rondo como final. En este caso el pegadizo tema principal tiene la última palabra, de manera espectacular.

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Una edición del famoso libro de Wilhelm von Lenz, quien separa la música de Beethoven en tres periodos.

El Concierto para violín fue compuesto en 1806, en la misma época de la Cuarta Sinfonía, los Cuartetos "Razumovski" y el Concierto para piano n° 4. Es el llamado "Periodo Medio" dentro de un intento de cronología de sus obras, clasificación hecha por el biografo Wilhelm von Lenz (1809 - 1883) quien en el año 1852 publica el famoso libro "Beethoven et ses trois styles". Ésta separación se sigue usando hasta el día de hoy. Dicho periodo va desde la composición de la "Heroica" hasta la época de la Séptima y Octava Sinfonías.

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Interior actual del Teatro An der Wien, donde se estrenó el Concierto para violín en 1806.

La obra fue estrenada por el famoso violinista Franz Clement (1780 - 1842) el 23 de diciembre de 1806 en un concierto benéfico para el mismo violinista, en el Teatro An der Wien. Es conocida, y al parecer cierta, la anécdota de que ese día Clement interpretó casi de primera vista toda la obra por la falta de ensayo. Sumado a la duración, era de esperar que no haya sido un éxito. La partitura fue dedicada al libretista Stephan von Breuning (1774 - 1827), amigo del compositor.

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Stephan von Breuning, natural de Bonn y afincado en Viena, fue uno de los mejores amigos de Beethoven. A él está dedicado el Concierto para violín. 

Es recién en el año 1844 que Felix Mendelssohn (1809 - 1847) y el prodigio del violín Joseph Joachim (1831 - 1907) lo reestrenaran con muchísimo éxito. Joachim tenía 13 años y Mendelssohn era, de lejos, el mejor director de orquesta de ese entonces. Lo pusieron en el Olimpo de los Conciertos para ese instrumento, compartiendo sitial con el del citado Mendelssohn, el de Brahms, el de Chaikovski y el de Sibelius, por mencionar algunos.

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El gran violinista Joseph Joachim hizo famoso éste Concierto desde que lo tocó a los 13 años. Amigo de Mendelssohn, Schumann, Brahms y Dvorak, estrenó algunas de las obras de éstos músicos. 

Las Romanzas para violín y orquesta 

Beethoven publicó, un poco antes de la composición del Concierto para violín, en 1803 y 1805, las dos Romanzas para violín y orquesta. La n° 1 en sol mayor, Op. 40 y la n° 2 en Fa mayor, Op. 50. Éstas piezas, aún de un estilo clásico, demoraron bastante en ser editadas. Al parecer la segunda fue compuesta en 1798, y la primera en 1801. Ambas llevan la denominación de Adagio cantabile.

La Romanza n° 2 es la más conocida y ejecutada en los conciertos: una melodía ensoñadora de las cuerdas y el solista acompañada en la etérea orquestación por dos oboes, dos fagotes y dos cornos. Economía musical. No sabemos si estas piezas fueron ejercicios para atreverse a meterse de lleno en el Concierto citado. Tampoco poseemos datos del estreno de las mismas.

Una vista de Viena hacia 1800 por Carl Schütz. Al fondo se ve la Catedral de San Esteban, símbolo de la ciudad. 

El Concierto Triple

En el periodo barroco se cultivó el llamado Concerto grosso, en el cual no había un solista único (concierto a solo) que podía ser un violín, una trompeta o una flauta. En el Concerto grosso eran varios los solistas y las combinaciones eran diversas. Otra vez, Vivaldi fue el maestro del género. Tiene obras para dos trompetas, dos mandolinas, cuatro violines o los llamados Concerti con molti stromenti, como el RV 558 en Do mayor, para dos mandolinas, dos tiorbas, dos chalumeaux, dos flautas de pico, violoncelo y cuatro violini in tromba marina.


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Antonio Vivaldi (1678 - 1741), compositor veneciano, fallecido en Viena, compuso más de 400 conciertos para diversos instrumentos. 

En la época de Mozart y Haydn esta forma cayó en desuso, y fue reemplazada por la Sinfonía Concertante. Mozart tiene una muy hermosa para violín y viola en Mi bemol mayor, K. 364, compuesta bajo la influencia  de la orquesta de la Corte de Mannheim, la mejor de Europa en ese entonces y, posiblemente, la primera en tal sentido de la historia.

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Johann Stamitz (1717 - 1757) creador de la orquesta de la corte de Mannheim, precursora del estilo interpretativo sinfónico.

Beethoven compuso este Concierto para violín, violoncelo y piano, en Do mayor, Op. 56, en 1803, y publicado al año siguiente, con dedicatoria al gran mecenas y amigo, el Príncipe Lobkowitz. El biógrafo y secretario de Beethoven, Anton Schindler (1795 - 1864),  quien a veces escribe más con pasión que con datos y fuentes, afirmó que fue escrito para el Archiduque Rodolfo (1788 - 1831) quien era alumno del músico, pero al parecer este dato no es cierto. El Archiduque era aún un aprendiz adolescente.

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Daguerrotipo de Anton Schindler, secretario de Beethoven y autor de una de sus primeras biografías en 1840.  

Este Concierto, llamado Triple, tiene tres movimientos: Allegro, el primero, que es el más extenso y en un ritmo marcial, el corto Largo (attacca) que prepara el deslumbrante final, un Rondo alla polacca, muy brillante y donde los tres solistas se lucen de la mejor manera. Un poco complicado de ejecutar, en el sentido de conseguir siempre tres solistas de gran nivel para su interpretación, este Concierto Triple es el menos conocido de los siete (contando el de violín y los cinco de piano) y el menos ejecutado. Aún así es una obra de gran valor, propia de todas las del citado "Periodo Medio".

Johannes Brahms (1833 - 1897), gran admirador de Beethoven, también tiene un Concierto para más de un solista: el llamado Concierto Doble para violín y violoncelo en La menor, Op. 102.


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Johannes Brahms, la "Tercera B alemana" compuso dos conciertos para piano, uno para violín y el llamado Concierto Doble para violín y violoncelo. 

La Fantasía Coral
Probablemente una de las obras más extrañas de Beethoven y de todo el siglo XIX sea la llamada Fantasía para piano, solistas, coros y orquesta, Op. 80, conocida como la "Fantasía Coral". Fue estrenada en el famoso recital del 22 de diciembre de 1808, probablemente uno de los conciertos más largos de la historia, donde se estrenaron las Sinfonías n° 5 y n° 6 "Pastoral" (eso ya es histórico),  el Concierto para piano n° 4, el aria "Ah! Pérfido" y extractos de la Misa en Do mayor, Op. 86. La Fantasía se ejecutó al final de la presentación. Casi tres horas de duración.

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Grabado idealizado que muestra a Beethoven dirigiendo una de sus obras. 

La obra comienza con un largo solo de piano (Adagio) al cual sigue la indicación de Finale cuando van entrando los instrumentos, casi murmurando un tema en los violoncelos y contrabajos (Allegro). El hecho de la rarísima indicación (Finale) nos lleva a pensar que la primera parte de piano solo era el final de una larga improvisación del Maestro. Hay que decir que fue la última vez que tocó el piano en un recital.

Luego de un anuncio de los cornos, entra el tema principal en el piano, que será llevado en algunas variaciones. Hay mucho parecido entre esta melodía y la manera de presentarla en variaciones luego de la entrada de los instrumentos graves de las cuerdas, con el famoso "Tema de la Alegría" de la Novena Sinfonía. La entrada de los solistas y el coro suman a esa hipótesis. Sabemos que esta idea final de la "Novena" ya estaba incubándose desde esa época o antes, incluso.

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Dibujo de W. Thony (1815) que muestra a Beethoven conduciendo una orquesta, con la vehemencia que lo caracterizaba. 

Luego de las variaciones, bastante sencillas, un lleno orquestal nos lleva a una sección más impetuosa (Meno allegro) y otra más relajada (Adagio ma non troppo), esta última de una belleza incomparable. Hasta aquí parecería un Concierto para piano heterodoxo, pero surge una Marcia, assai vivace, el talante heroico de Beethoven. Un pasaje de puente (Allegretto ma non troppo) lleva a la entrada de las voces solistas sopranos, contraltos, tenores y bajos, quienes repiten la melodía del tema principal  y luego el coro responde con alegría y vehemencia (Presto), sobre todo con la frase "Wenn sich Lieb und Kraft vermählen, lohnt den Menschen Göttergunst" ("Cuando el amor y la fuerza se unen, la gracia divina se entrega al hombre") llevando a la obra a su majestuoso final.

El texto de la Fantasía Coral es todo un misterio. Algunos amigos cercanos a Beethoven como Carl Czerny afirmaban que Christoph Kuffner, un desconocido poeta, era su autor. Unas cartas de Beethoven a los editores, pidiendo que cambien la letra (excepto por la palabra Kraft) lanzan la hipótesis que pudo ser el mismo músico el libretista. La partitura se publicó en 1811 y fue dedicada al rey Maximiliano I José de Baviera (1756 - 1825), bisabuelo del famoso Luis II, el mecenas de Wagner.

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Maximiliano I José de Baviera, por Joseph Karl Stieler, el mismo autor del famoso retrato de Beethoven de 1820. 

La falta de ensayos y el olvido de Beethoven en ciertas indicaciones a la  hora del concierto hicieron que el estreno sea un caos. Tanto así que el director Ignaz von Seyfried (1776 - 1841) se dio cuenta que la orquesta ejecutaba una repetición que el coro no hizo. Uno de los músicos paró y vino el desorden: a comenzar otra vez. Este hecho sería irrepetible el día de hoy.

La Fantasía Coral es una de las mejores obras del Maestro, sin lugar a dudas. La letra con su romanticismo y esperanza, el virtuosismo pianístico y la melodía muy eufórica y alegre son un ejemplo del mejor Beethoven.

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La versión de la Fantasía Coral con Rudolf Serkin al piano y la Filarmónica de Nueva York dirigida por Leonard Bernstein,  grabada en 1962, es una de las mejores interpretaciones de la obra.

Bibliografía:

Edouard Herriot: La vida de Beethoven.
Casper Howeller: Enciclopedia de la música - guía del melómano y del discófilo.
Marion M. Scott - Beethoven.




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